miércoles, 19 de octubre de 2022

 

LA Z Y EL LUCHADOR

CRONICA BASADA EN HECHOS REALES DE LA GUERRA EN UCRANIA

DIA 1. EL REGRESO

 

Sus pasos cansados hacen crujir el pasto seco y aplastado.

El humo de la vieja refinería lo hace detenerse. Olfatea que hubo un ataque por el humo que respira.

Nicolai viene cansado de caminar desde la frontera, luego de detenerse en más de 20 controles.

Mira a su alrededor y la ciudad tiene un aire surrealista, con barricadas y tanques quemados.

Las calles vacías la hacen parecerse a un cementerio. Ciudad que parece sacada del Infierno de Dante.

Podría haberse quedado donde estaba, en un lugar de confort, pero volvió a Lviv para luchar por su nación invadida por los rusos.

Mira el edificio de apartamentos donde vivía, destruido y oscuro, con un velo ceniciento, fantasmagórico.

De pronto, un ruido lo ensordece. Son las sirenas que hacen correr a la gente. Y Nicolai no es la excepción.

Todos corren rápido hacia los refugios. La sirena anuncia un toque de queda.

Hace un mes atrás paseaba a su perro por estas calles, sin siquiera pensar que la guerra llegaría a su ciudad y que alteraría su rutina.

Baja rápido las escaleras, y se encuentra con otros refugiados. Entre ellos están sus padres.

Más tarde tiene que ir a entrenarse, pues es un civil y nunca antes tomó un arma en sus manos. De paso, verá a algunos vecinos del edificio.

Recuerda que apenas se supo que las tropas se acercaban acompañó a su mujer y sus hijos hasta la frontera, donde un tren los llevaría a Varsovia.

Ahora regresó a dar pelea al enemigo y a acompañar a sus padres, que no quisieron huir.

La oficina de la multinacional donde trabajaba cerró sus puertas por las sanciones de Estados Unidos.

DIA 2 . EL DESAPEGO

Despierta con gritos de hombres y mujeres.    Recuerda que es el día para ir de nuevo a entrenar. Ahora que sabe empuñar el arma, debe aprender a dar en el blanco.

Hay militares vigilando las calles. Las autoridades desconfían de todos, los miran como son sospechosos y espías.

Ingresa al gimnasio presuroso para no llegar tarde. Ingresa a la clase de tácticas. La primera clase fue un teórico.

El arma es similar a la que le darán cuando vaya al campo de batalla.

Aún cree escuchar el ruido de un misil, cuando huían de la ciudad. Que cayó cerca de la iglesia, destruyendo un depósito de combustible.

Ahora sólo piensa en su familia y una lágrima corre por su mejilla, la que retira rápidamente. Ayer habló con Irina por teléfono y sabe que ella y sus hijos están bien, aunque extrañan bastante al padre y los abuelos, su hogar, barrio y amigos. Están en un refugio elemental sin calor de hogar ni comodidades.

Rusia ha invadido su país, su democracia, luego de poseer Crimea en 2014 y ahora quiere invadir todo su territorio soberano.

El genocida quiere anexarse Ucrania, país rico en cereales, gas y punto estratégico en el Mar Negro, con puertos importantes.

Pero deberán enfrentar a la Resistencia ucraniana, un ejército de milicianos, civiles y mercenarios que llegan al país para apoyarlo en la lucha.

DIA 3. EN EL CAMPO DE BATALLA

Nicolai se viste de prisa. Le cuesta ponerse las botas. Respira con dificultad.

El espejo le muestra un rostro irreconocible, con el ceño fruncido y la frente sudorosa.

Pues ese día comienza su misión en la Resistencia.

Por sus conocimientos en comunicaciones estará controlando el uso de drones, en una zona apartada de Lviv.

Drones que enviarán para destruir tanques rusos, que están a unos kilómetros.

Tripulados con chicos inexperientes, que demoran en avanzar por el barro y el terreno desigual, lo que es ventajosos para que la milicia prepare las barricadas.

Fuma un último cigarrillo. Se va con su mochila con un grupo de guerrilleros en un camión. Con otros dos voluntarios bajarán al terreno con drones, mirarán coordenadas en el PC para que lleguen a su objetivo exacto.

A lo lejos cae un helicóptero y la visión del fuego lo paraliza. Pensó que el problema era en Donbás pero la guerra se extendió a otras partes del territorio llegando a su ciudad.

Muchos pueblos han sido destruidos y mucha gente ha muerto, en especial en Mariupol. Millones de personas han huido más que nada mujeres y niños. Otros ya no volverán. Hay vecinos que ya no podrá saludar.

Su abuelo, que luchó en la Segunda Guerra Mundial contó alguna vez sobre la crueldad de la guerra. Pero el relato es diferente ahora. No es una anécdota, es una cruda realidad que afronta, para poder salvar a su familia y coterráneos.

Sueña con volver a abrazar a sus hijos y su mujer.

Pero ahora se concentra en la misión, abre sus ojos y un punto oscuro se ve en el horizonte. Se esconde detrás de una roca. Sus compañeros hacen lo mismo. De pronto corre hacia la arboleda, mientras se acerca la brigada rusa.

Se concentra y prepara el lanzamiento desde su consola. Su dron es pequeño, cabe en una mochila, pero tiene un gran poder de destrucción.

Agradece la donación de Erdogan –Pdte. Turco.

El tanque se detiene. El dron lo alcanza y las llamas lo cubren. De pronto, sale un soldado, algo agonizante. Se arrastra por el camino untuoso de barro…y por una cámara infrarroja lo ven fugarse hacia la arboleda, a metros de Nicolai.

El escenario reproduce una película de Mad Max mezclada con un poema de Baudelaire.

A lo lejos, caen otros tanques. El paisaje rural se siembra de horror y humo.

El hombre nervioso y sudoroso toma el arma con sus manos grandes y apunta a un grupo de hombres bajo la arboleda. Son soldados rusos que bajaron de un tanque y se reúnen con otros que salen de un búnker y que parecen planear un ataque con misiles.

Nicolai apunta, pero de pronto, deja caer su arma. Sus ¨objetivos¨ son alcanzados por otras balas. Se escucha el estruendo y ve caer cuerpos.

Uno de ellos levanta las manos, y se entrega. Es un prisionero más.

Más tarde en el pueblo  a este hombre le ofrecen té caliente y lo dejan llamar a su familia.

La guerra letal cobra un rostro más humanizado, como una ironía del destino.

En otro lugar más cruel lo atarían para torturarlo.

Nicolai conoce a su gente, son todos como hermanos, y detestan la violencia.

Le dicen que los rusos abandonaron Kiev, al menos por el momento.

Dejando a su paso destrucción y muerte.

Violando todo derecho humano.

Dejando cuerpos de civiles tirados en las calles.

Nicolai va al búnker a ver a sus padres. Los dos lo abrazan deseando que esta pesadilla termine.

Pero sólo es un primer round.

La estación de tren está dañada. Ve cajas de proyectiles tirados. Hay búnkeres abandonados por los rusos, con botas y uniformes tirados. Hay restos de comida y medicinas. Insuficientes para la dieta de soldados hambrientos. Que como duendes robaban comida en casas del pueblo. Casas abandonadas algunas.

Extrañando su magro pero seguro salario. Ahora atrasado en meses.

La zona ahora parece un paisaje lunar lleno de cráteres. Pasa un perro buscando a su dueño. La gente teme pisar la tierra por las minas, que pueden estallar en cualquier momento.

Se respira caos, angustia, pero a 38 días de ocupación hay una tregua, falsa señal de nuevos ataques, que emulan el Infierno de Dante.

Pero en la tierra del siglo XXI. Repitiendo al Siglo XX. Y luego de una larga pandemia de 2 años, provocada por el coronavirus.

Aún sigue el toque de queda y hay muertos en ambos bandos, cuyos cuerpos son recogidos par aun entierro decente. Otros se entregarán al frente ruso. Y algunos ni se reportan, ni los reclaman.

En el 19 expulsaron a los rusos de Lenín. Pero hoy no es tan fácil mantener tropas y territorio.

DIA FINAL. POR FIN EN CASA

Esa noche Nicolai toma lentamente su sopa ¨borsch¨. No sabe cuándo volverá el enemigo. Mira su arma aún reluciente.

Le da más brillo, y su acero reluce aún más.

El futuro es incierto. Decide vivir el ahora, olvidando por un rato la guerra fría y de aire imperialista.

Suenan las campanas de la catedral. Es la hora de la misa.

Nicolai acude con sus padres. En la plaza izan la bandera bicolor celeste-amarilla.

        A la que todos veneran y juran defender con su vida. Hombres y mujeres valientes que no temen al enemigo.

Saben que les llevará meses, pero esperan ser libres…para volver a ser el pueblo que eran.

La cúpula de la catedral reluce, por ahora, como relucen los rostros de los que cantan el himno nacional.

Nicolai sabe que si muere por su país será leyenda…un mártir más que desafió el destino.

 

LA MINA MISTERIOSA


MALDONADO, PUEBLO EDEN.

VERANO DE 2022


Para Santiago, aquel día era uno más para ir a su trabajo en la mina de cobre.

Termina lentamente su mate y sale. Es muy temprano, está amaneciendo y aunque no escuchaba a los pájaros, notaba que sería un buen día.

El camión vendría a buscarlo, para llevarlo con otros mineros, a una jornada laboral. No sabía que le pesaba más, si la mochila de su espalda o la de la vida.

Escucha el ruido inconfundible del camión. Subió rápidamente y se sentó al lado de los otros hombres cuyo aliento a tabaco.

Recuerda que hace unos años se le hizo tarde y se fue en su vieja bicicleta. Pedaleando rápido.  Resultó ser el día más extraño de su vida, pero a pocas personas les cuenta el suceso.

Aún parece sentir el sudor resbalándose de su sien y el corazón golpeando fuerte en su pecho.

Antes de salir, tuvo una premonición, y al lavarse la cara, se le rompió el espejo. También una taza se le escurrió de las manos, rompiéndose en mil pedazos. 

Siguió su ritual de salida, para después irse en la bicicleta. Llegado a su destino que era la vieja mina de cobre, se bajó de la misma.

De pronto, una luz lo encegueció y una luz potente iluminó su cara. Tenía diferentes colores, como una especie de arcoíris.

No sabe cuánto tiempo pasó, pero de pronto estaba en el portal de su casa.  Reconoce a su esposa, que lo mira incrédula, ya que nunca vio a su marido en ese estado.

Llegaba de su trabajo en la cafetería cuándo presenció esta extraña escena.

Santiago nunca pudo superar este suceso. Y el sueño de su probable secuestro vuelve a ocurrir. Provocándole extrañas y recurrentes pesadillas. Nunca superó el recuerdo de su fuga, alterando a veces su paz espiritual.

Lo único que atesora y lo mantiene vivo, es su hogar , en esta cabaña cercana a la Laguna (del Sauce), en un valle cercano a las sierras.

Lugar donde a veces va a pescar con su hijo. Y a veces se va con amigos al Arroyo Pintado, que desde chico visita. Este es su lugar en el mundo, un pulmoncito de vida que lo sujeta a la tierra, y dónde piensa vivir hasta la muerte, que espera por ahora le sea esquiva.

Quiere ver crecer a sus hijos, antes de partir.

En este edén, cercano a San Carlos, se siente lejos de la civilización, pues es un lugar incontaminado y único.

Allí vive poca gente, pero buena. Como César, un montevideano que visita el pueblo para inspirarse a escribir. También está ¨El francés¨ que retornó a sus raíces y abrió un negocio de quesos y dulces.

Y dos por tres visita a sus amigos dueños de la taberna ¨Edén¨ que con sus platos caseros y sus frutos del mar agasajan el estómago de turistas y pueblerinos..

A veces recuerda  otro suceso vivido dentro de la mina, a 15 m. de profundidad.

Cuando él y un compañero bajaron para entrar a un subsuelo. Lo hicieron lentamente usando  una fina escalera,  casco protector, guantes y cuerdas. En busca de metales como  cobre, hierro y malaquita.

Simón bajó primero y con cuidado se deslizó un trecho. Lentamente seguía su descenso, pero en determinado momento resbaló de la escalera. Se inclinó hacia un costado y su cabeza golpeó contra la roca de cristal .

Esto le provocó un desmayo, y Santiago trató de subirlo de a poco. Por suerte su delgadez  ayudó en este proceso.

Santiago lo fue arrastrando hacia arriba, despacio pero con seguridad.

No fue fácil volver del túnel, que casi se volvía un camposanto.

Sus manos grandes tomaron el cuerpo frágil del chico, y logró llegar hasta tierra firme. Por suerte estaba allí otro minero que ayudó a ambos y los trasladó a una Policlínica  Municipal cercana.

El muchacho afirmó que vio una luz brillante de colores, y que después no recordaba nada, y que al despertar de su estado inconsciente, sólo percibió una habitación blanca, con rostros desconocidos  que lo miraban fijo, para saber sobre su estado.

Nunca olvidaron ese día, el día del resbalón, donde casi dejan allí sus vidas para siempre. En la histórica mina sedienta de vidas, que albergaba ya algunas, pero que siempre quería más gente para sepultar en sus entrañas.

Esta es la historia oficial. La otra es el sueño recurrente del minero Salvador, donde ve la luz potente, siente su cuerpo caer, sensación pesadillezca que lo hace despertar somnoliento y sudoroso.

Al despertar sabe que podía haber sido la víctima, pero su rol fue el de salvador y héroe, luchando para salvar a Simón.

Desde ese hecho valora mucho más las cosas simples, como ver a su hijo reír y jugar, a su mujer cuando se peina y cocina, a su perro cuando salta.

Mira con más detenimiento la tarde que cae y el sol que se va, la mañana con sol e incluso el ruido de los sapitos después de la lluvia.

Sabiendo que un mañana le va a volverle a sonreír, sin prisas, sin apremios.

Ya no le pesa el madrugón ni el pedaleo en la bici. No se queja más de nada, como típico uruguayo.

En su pequeño taller, la energía de la piedra le produce bienestar. Aprendió a moldear la malaquita y con ella hace figuras que después vende a turistas como ¨souvenir¨ del lugar.

Este es su lugar en el mundo, su aldea perdida y su paraíso.

Un pueblo donde el tiempo se detuvo. Es un ¨slown town¨ donde aún se duerme con las puertas abiertas y el corazón tranquilo. Donde pasan cosas místicas, algo extrañas, pero sin producir el miedo del cemento, donde la prensa sólo informa de sucesos en zonas rojas y con delincuentes que también son de guante blanco y corazón frío.

Caminando una tarde encontró una cajita detrás de una piedra, donde divisó en su interior trozos de metal parecido al aluminio. Sólo que al querer doblarlo no pudo. Como salido de un Roswell del siglo XXI.

Este lugar tiene tanta carga mística y energética, que su naturaleza tiene el poder de cuidar heridas y almas en pena. Regenera y envuelve con su halo de misterio y magia. Sólo con ver la sierra, con sus chacras y olivares, la mente y el espíritu se enriquecen.

Por algo, todos desean volver o se quedar por allí. No es la Punta frívola, es el paraíso agreste y natural, que embruja y hace detener el tiempo.

Esta noche se cobijan en una fogata, como marca la tradición. En la Noche de San Juan. Las gemas que llevan brillan más entre sus manos. En sus anillos y en sus collares, reflejándose en sus miradas, para que olviden las espinas de la vida. El calor del fuego y el frío del mar, en un ¨week end¨ ensoñador, las luces extrañas detrás de la sierra, mientras andan descalzos chapoteando en la arena.  Tomando mate amargo para tener dulces sueños. Todo eso es lo que trasmite la zona, con el toque de algún tambor y la danza ¨con lobos¨ que son los canes congelando la visión para que esa paz no termine.

Esto no se vende, aunque  el diamante rosa tenga un precio.

 

 ¨HACIA MARTE¨

 CAP. 1.EL INICIO.

 AÑO 2024


EL ¨elegido¨ camina rápido sobre la plataforma. Le faltan pocos minutos para ingresar a la nave. Atrás queda su pasado y sus raíces. Con ropa ligera, como su equipaje. Pero con mil proyectos, el principal es sobrevivir. Su chip es el mismo, la vida, si sigue, será otra. Ojalá mejor que ésta.

Pues no podrá volver, dicen los organizadores del viaje. Le quedarán sus recuerdos y el adiós a familiares y amigos.

Ni Ray Bradbury imaginaría esta partida. Ni que luego de mil filtros, los elegidos irán a Marte, el planeta con más futuro para vivir, ya que se solucionó el problema del agua y la gravedad, dentro de la ciudad recién creada.

Es el Arca de Noé de la ciencia este primer vuelo con gente. La prueba X, la frutilla de una torta que se hornea hace años.

Y que comenzó con los primeros hombres que pisaron la Luna, en el año 69.

Ezequiel camina a paso firme, sabiendo que no puede volver al pueblo donde nació.

Y menos a la ciudad que lo cobijo´ cuando decidió ser piloto.

Sabe bien que esto no es turismo espacial, porque todos los que van son colonos que deberán adaptarse a un nuevo mundo lleno de retos.

Siguiendo los planes del Sr. Musk, que siempre quiso enviar gente al Planeta Rojo.


CAP. 2. LA PARTIDA

El módulo despega la nave ¨starship¨. Ezequiel observa el reloj, es la hora.

El ruido suave de los motores llega a sus oídos. Su sueño se cumple, viajar en el espacio sideral. La misión tiene como finalidad habitar una ciudad ecológica y autosustentable, en una zona de Marte.

Le quedan meses de viaje. Siente emoción y expectación, como los otros viajeros. La pastilla tranquilizante aún no surte efecto. Una luz azulada penetra en su vista. Los sonidos se entremezclan. Alcanzan una alta velocidad. Hay agujas que giran, como giran sus pensamientos.

Se ajusta el cinturón. EL mundo será otro, aunque el trabajo se combinará con placer y diseño de vuelo, si todo sale bien.

Todos creen que resistirán, y que todo va a ser mejor de lo esperado.

En 2022 ya habían llegado allí 2 naves no tripuladas.

 

CAP. 3. EL VIAJE

 

Una alarma advierte señales de peligro. Ezequiel no teme, es el sistema eléctrico que avisa del peligro.

Mira hacia el espacio, pero sólo ve un aluvión de meteoritos que la nave pudo esquivar. Rebasan el obstáculo y se normaliza el viaje.

Va hacia un salón con mamparas donde varias personas juegan al póker. Otros prefieren el ajedrez y otros prefieren juegos de PC. Socializar es el lema, por ahora. Y nadie juega un solitario.

Ezequiel resiste su traje  espacial color metal, ajustado y ligero.

De pronto, las cartas y fichas vuelan, y la gravedad las eleva. Reyes y peones se juntan.

Ya están fuera de la órbita espacial y la codiciosa tierra está muy lejos, a millones de kms. Es hora de comer. Son alimentos frugales adaptados a los futuros pobladores del planeta rojo, que no deben engordar. Con ejercicio diario y dieta balanceada.

De pronto, una chispa los hace enmudecer. Detectan una falla y se activa de nuevo la alarma. Se apagan las luces de la nave. El sistema de emergencia impide un total apagón. Los focos son débiles pero permiten ver mejor. Por suerte la batería de reserva resiste. Es hora de que cada uno vuelva a su lugar reservado. Ha regresado la luz normal, superior a una led común. Todos van a descansar. Se formaron grupos según idioma, región, edad, etc. Pero con un fin común, poder socializar en un nuevo planeta.

CAP.4. LA LLEGADA


A lo lejos vemos a Fobos y Deimos las lunas que vigilan Marte. Cercanas a nosotros, lejanas a la Tierra, a unos 200 millones de kms. Cifra difícil de digerir. Marte se ve tal cual la vio Galileo en1610. Se nota el tinte rojizo debido al hierro oxidado de su suelo.

Ezequiel se pellizca, parece mentira, piensa y grita ¨Acá estooooyyy¨.

En ese planeta pequeño, rocoso, desértico y frío sólo la mano del hombre podrá darle el toque necesario para ser habitable.

En las laderas hay agua salada que será procesada para ser potable. 

A lo lejos ve un rover estudiando el planeta, o sea tomando fotos y haciendo mediciones.

Un año allí equivalen a 2 terrestres y  la ventaja es que habrá más tiempo de hacer más cosas.

Todo se ve mejor que en fotos. Y la pupila de Ezequiel retiene la imagen nítida de este lugar al que pisa por primera vez.

Le cuesta un poco respirar. Aún no pueden sacarse el casco. Es un planeta con mucha radiación y para sacarlo deben ir a un espacio controlado.

Baja la escalinata de la nave y da unos pasos con la demás gente. Llegaron a Marte al fin, cuyo nombre se debe al Dios de la Guerra de Roma.

Se siente como el Zhurong chino, robot que llegó en mayo del 21 a esas tierras. Y también recuerda las clases de Robótica, donde tuvo que realizar un ejercicio para que funcionase un pequeño robot. Como un juego más de adolescente, pero que formaría en su mente la idea de dedicarse a la astronaútica y llegar algún día a la NASA.

 

CAP. 5. EL DESPERTAR


La ciudad se prepara para recibirlos. Los esperan los primeros astronautas que ya habían llegado. Llegan también algunos animales, como un arca de Noé.

Cada uno carga poco equipaje. 

De pronto, fuegos artificiales y aguas danzantes los lleva a alzar la mirada al cielo. Hay globos que explotan con el calor de los fuegos.

El corazón de Ezequiel  late más fuerte que de costumbre. Es un colono más que siente nuevos perfumes, sonidos e idiomas.

Su rostro se ilumina y su sonrisa define su sentimiento al estar allí. Es llegar al Olimpo, después de meses de viaje, renaciendo de un parto difícil, cruzar el espacio y llegar.

Mira al universo y ve la Tierra, vecina lejana. Ve a Júpiter que les guiña un ojo.

Es la Bienvenida más soñada. Su trabajo comenzará mañana. Hoy hay que disfrutar y divertirse.

Ni Kafka soñó con esto. Y ni el Funes de Borges lo calcularía.


CAP.6. FINAL

 

De pronto, siente una explosión. Sus ojos se abren. Mira el Calendario. Es el año 2021. Está en su casa del Prado, en Montevideo.

Todo lo que vio tan real era un sueño. Solo la ciencia y algún visionario sabe si el hombre llegará a Marte en 2024.  Si eso pasa, será la primera experiencia del hombre después de alunizar.

 En la cocina,  le parece ver su taza flotar. También lo hace su cepillo dental.

En el espejo parece ver el traje espacial ligero, pero es sólo ilusión óptica. Algo surrealista y sugerente. Su cara parece la de un personaje de Kafka.

Su perro lo mira extrañado. Pero se concentra en comerse sus pelotas.

Ezequiel parte al trabajo como siempre.

Sus pasos se pierden en la calle colonial empedrada.

Sigue pensando en las lunas de Marte. Pero prefiere la luna terrestre y las estrellas fugaces que se apagan. 

Lo abraza el sol matinal. Y su rutina lo absorbe otra vez. Saluda al vecino, compra cigarros en el kiosko. Se saca los audífonos y un auto le toca bocina, por ir distraído.  Es que está de nuevo en la selva de cemento, no entre las rocas de Marte.

Se pone a silbar. Esta vida es buena aunque más predecible. Se va saltando y piensa ¨Mejor me quedo acá¨. Y que la NASA reclute a otro.

Saborea su cortado sentado en una cafetería. Mira su viejo reloj de pulsera, debe irse ya.

El cielo y la rambla de Montevideo son inconfundibles. Al entrar al trabajo una chica le sonríe.

Es su novia millenial, con atuendo gótico, piercing y pelo colorido. Y recuerda las palabras de una sexóloga que dijo una vez: ¨Qué pasa con la testosterona si cambiamos de órbita?

Ahora lo sabe. Sigue igual.

Esa noche mira las estrellas y ve los dos satélites. Aún le parece ver el cráter Jezero. Y vistas mejores que las del Hubble.

Recuerda la película donde el protagonista va a una empresa de viajes para que le implante  recuerdos de un inexistente viaje a Marte. Entretenida cinta algo irreal.

Ahora, Ezequiel es el protagonista principal y el Universo está a sus pies, es ciudadano del mundo y del universo.   En sueños concretó su deseo, pero al despertar sólo piensa en quedarse en su tierra natal, donde queda aún mucho por descubrir y enfocar con la lupa.

Mira la TV y ve que  un nuevo robot ha llegado a Uruguay.

Mi trabajo lo va a reemplazar alguno de estos –piensa.

La nueva normalidad le trajo el teletrabajo. Nadie lo interrumpe ni le ordena.

Se siente un teletubbie.  O el añejo ultratón. Algo aburrido.

Vuelve a su zona de confort.

Al mate, la rambla, el partidito de fútbol y el asado.

Yanquis, rusos y chinos, sigan con su carrera espacial, que yo ya salgo a correr por el parque.

 

 

 

 

GABY EL HEROE DEL PRADO

Basado en un hecho policial

Amanda salía de su trabajo una noche de luna llena.

Faltaba poco para llegar a su casa.

Iba entretenida escuchando música con los auriculares.

Caía la tarde y sus pasos taconeaban por la vereda.

Sin sospechar que otros pasos la seguían, algo torpes.

De pronto, siente cerca que alguien respira cerca suyo, con aliento a tabaco.

La chica se alarma y se saca los auriculares. Y camina más rápido.

El hombre más que hablar ruge, le habla rápido y mal, y esa voz pertenecía a una mirada gélida.

De pronto la toma del brazo y con amenazas le pide que siga junto a él y que se calle. Sino la iba a herir con su arma blanca.

Pudo ver que no bromeaba y que el cuchillo era largo y filoso, como sus palabras.

El cuchillo era grande como sus manos toscas.

Era un hombre de mediana edad, alto y corpulento.

Amanda mira para todos lados para ver si alguien puede ayudarla.

Pasa un hombre con paso apurado que no se arriesga a preguntar qué pasa.

Está más cerca de su casa. Y los minutos parecen horas. Esa calle era larga y poco iluminada.

El hombre también miraba para atrás y para los costados, para asegurarse que no los veían.

La seguía amenazándola. Su mal aliento repulsivo casi la hace desmayar. Pero más la asustaba la situación.

De pronto, otros pasos se escuchan en esa vereda tan conocida.

El hombre escucha una voz potente que le grita: -Dejála o te liquido!

Y por atrás le da un golpe, con sus brazos menudos.

El hombre soltó a la joven, pero no salió corriendo.

Se iba caminando lentamente, sintiéndose inmune, molesto por no poder culminar su fechoría. Siguió lanzando improperios de su boca virulenta.

Gaby la heroína salvadora, abraza a Amanda como una hermana. Esta se siente protegida y libre de las garras de ese inmundo.

El tipo se fue pero por suerte, por las cámaras de esa calle fue identificado.

Más allá del lamentable hecho, se resalta la buena acción de Gaby y su valentía para jugarse la vida por otra persona.

Ella es una transexual, que al ver este hecho recordó su pasado, cuando quisieron violentarla unos patoteros del barrio.

A ella y a otra compañera.

Por varios días Gaby fue la sensación de la radio y la TV.

Por su audacia y su gran gesto, que salvó a Amanda de una violación segura.

Amanda se vió con ella una tarde de sol, en pleno Rosedal, para agradecerle el gesto a la ¨vecina¨ valiente. Ahora son amigas, olvidan el triste suceso y disfrutan del paisaje haciendo planes para un futuro prometedor.

Sin olvidar que el destino a veces nos reta para saber cuánto podemos dar para ayudar a otro ser indefenso.

Gaby no tenía trabajo, pero hoy día le ofrecieron varios empleos. Eligió un empleo público, donde planea progresar, en un Sanatorio.

Las dos prefieren el Prado a pleno sol. Viendo como los pimpollos comienzan a abrir.

 

 

 

jueves, 6 de octubre de 2022

 

EL GUACHO

UN NARCO CUENTA SU HISTORIA. BASADO EN PASAJES DE LA VIDA DE GIANNI ROUX


LA DETENCION.

Siente fuertes golpes en la puerta. Se despierta sobresaltado. Gotas de sudor perlan su frente. La pesadilla se hace realidad.

Escucha pasos apurados.

Debe huir ya!

Pero, por dónde escapar?.

 Fuertes gritos retumban en sus oídos.

-      Abra la puerta, es la policía!

Gianni alias El Guacho decide escapar por un ventanal. No lo duda y presuroso abre la persiana.

Son varios metros para llegar a tierra. Se suelta de una sábana y cae al jardín. Siente crujir el pasto algo húmedo. Se da vuelta, se levanta y trata de correr. Pero un ¨cana¨ lo está apuntando.

-      Levante las manos o lo quemo! –dice la voz del policía.

Se siente perdido y debe entregarse.

De pronto, saca un arma blanca de su bota de cuero, regalo de un compa de la misma ¨profesión¨.  Amigo que pudo escapar más lejos.

-No se mueva o disparo –reitera la misma voz.

Ahora sí levanta sus manos. Lo esposan y lo llevan en un vehículo hacia la seccional más próxima.

 

LOS RECUERDOS

Cierra los ojos, que no resisten un sol tan fuerte en el patio del penal.

Su madre lo llamó hoy. Le habló nerviosa,  para saber cómo estaba. Su voz reflejaba su arrepentimiento. Por no saber controlar la vida del hijo. Por no darle buenos ejemplos. Y ahora ya es tarde.

Alguna vez fue una destacada abogada criminalista, hasta que la procesaron por fraude y otros delitos. Está en su casa pero con arresto domiciliario, en un barrio histórico de la capital.

Crió sola al Guacho, ya que hace años su marido está preso.

El niño tuvo una niñez normal y tranquila. Nunca le faltó nada, pero al llegar a la época liceal, abandonó enseguida los estudios ya que quería trabajar. Y ella consintió su decisión,  sin tratar de detenerlo.

Su trabajo era en solitario, con mandados que consistían en buscar y entregar ¨envíos¨ para gente conocida. Delitos de poca monta. Un Corleone aprendiz.

Después de sus quince, decide formar la ¨banda¨, que no fue la del rock ni del rap. Vendían droga en varios barrios, en base a violencia y amenazas, tratando de acaparar el mercado.

A la banda le gustaba el dinero para gastar en una vida de lujos, para darse todos los gustos. Sin escatimar en precios.

Pero el Guacho iba más allá, quería el monopolio del tráfico menudo. Y quería lograrlo a cualquier precio.

Negociaban con armas y municiones, para poder ampliar la zona de control.

Pero su ¨delivery¨ de drogas culminó cuando un operativo antidrogas lo detuvo a él y a sus secuaces, luego de meses de investigarlos. Un agente encubierto fue clave para su captura.

El chico siguió la huella del padre, detenido hace años. Será cuestión de genes?  Algunos ¨oficios¨ se heredan, dicen.

Aún lo atraen la marihuana y la pasta base, vendidas como caramelos incluso en escuelas.

La cocaína siempre fue una fiel compañera. Ni un buen mate la superaba. Lo peor de todo era que esta banda disfrutaba ostentando lo que tenían. Y esto fue su perdición. Publicaban en redes fotos de sus compras, logros para impresionar.

El Guacho disfrutaba llevar ropa de marca, buen reloj, auto de alta gama, y no pensaba en matarse ¨laburando¨ para conseguirlo.

Para el negocio compró PCs , celulares, balanzas de precisión , armas, etc. Sabía organizar y mandar, pese a su poca edad.

Y el lema era obtener una ¨merca¨ de primera  para su distribución. ¨Of course¨

No pretendía ser  Escobar , claro, pero era el trabajo que siempre quiso hacer desde niño. Tuvo la escuela de papá y la maestría de mamá.

Y pensó: - Si a papá le fue mal a mí me va a ir mejor.

Sin medir consecuencias probó de una medicina oscura y venenosa, con apoyo de una madre tolerante y permisiva.

Esta señora perdió sus valores y no pudo contener las desviaciones de su hijo. Aceptó su decisión de delinquir, sin intervenir demasiado, pues quería hacer su vida sin problemas.

El chico recuerda las estadías en la casa de un amigo, con baños reconfortantes en la piscina, mientras bebía una buena cerveza. Con alguna chica de dudosa conducta, o con amigos reunidos planeando un golpe. O en fiestas donde corría la droga y el descontrol. Con música fuerte y cigarritos de marihuana, cuando comenzó. Después eran heroína y alguna yerba más.

Jugaba al ping pong, a los bolos, al futbolito y al pull. El juego era su vida, su meta y su futuro.  Jugar a ser…o a aparentar.

Pero su vida fue una ruleta rusa rociada con ajedrez y a cara o cruz y a su destino lo marcó la ambición del poder.

No supo ir a las 8 horas de un trabajo decente. No quiso empezar de abajo, como el uruguayo medio.

Lo nubló la vida fácil y de logros inmediatos.

Lo seducían amigos que como él usaban armas desde niños. Primero de plástico para asustar, luego al ver a su padre con una real, decidió tener una igual.

Pero ahora siente miedo, pues está en la cárcel y allí hay enemigos de sus padres, y teme que quieran vengarse de ellos en su persona. Son gajes del oficio que debe aceptar, y debe estar preparado por si un salvaje se le tira encima.

Creyó que sería fácil permanecer en el negocio sin ser capturado.

Se saltó los códigos y se ganó varios enemigos. Ahora debe asumir las consecuencias. Está en una fría cárcel, sin amigos y entre gente sin escrúpulos. Piensa esto mientras guarda bolsas en un depósito.

Extraña a su madre, su perro de semblante arrugado, la rambla y el auto veloz.

Recuerda al amigo que huyó del país, al que aún buscan. Que le dejó un anillo costoso de regalo. Con sus iniciales.

Sabe que un informante lo entregó.  Y que le pedirán a él que lo sea, para capturar al llamado ¨Príncipe del Plata¨, que tiene uno de los cárteles más importantes de la droga en el conosur.  

Pero no piensa ¨quemar¨ a su amigo. Porque dentro de pocos años saldrá y lo va a necesitar para irse del país.

Sólo el destino sabe su futuro. La suerte está echada dijo alguien. Lo demás es cábala, adivinanza y suerte. No da para afirmar que esté arrepentido. Esta estadía entre rejas puede que no sea la última para el señorito que regenteaba varias bocas de droga en la capital.

Pero estar allí va a ser una gran lección para que calme sus excesos y su ambición.

Sabe que caminó en zona caliente. Que su osadía le cobró el peaje.

Pero salió de su zona de confort para enfrentar sus miedos. Se hundió en las entrañas de la oscuridad. Probó lo prohibido, y las imágenes de la captura aún nublan su mente.

De su hazaña no se arrepiente.

Guarda en su bolsillo un pequeño cogollo que alguien le facilitó, a cambio de un billete bien guardado.

Encuentra la carta de su madre en su bolsillo y la rompe en pedazos. Por primera vez llora como un niño, recordando los momentos con ella.

Como en pedazos quedó su corazón al ser capturado.

Decide que va a hacer meditación allí, y ejercicios para defenderse de posibles rivales. Lo que no puede curar es la herida interna del abandono de un padre ausente y una madre poco ejemplar.

 

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EL JOKER LADRON DE HALLOWEEN


Ese domingo fui a recorrer el shopping, como hacía habitualmente.

Caminaba tranquila. De pronto, sentí algo parecido a un disparo. Me di vuelta y los vi, huyendo en una moto.

La tarde se puso más plomiza que el plomo de esa bala perdida.

La vieja ex cárcel vuelve a estar agitada, como en otros tiempos. A pesar de haber reciclado su edificio.

Desde el estacionamiento veo gente apurada, otros que corren presurosos a su coche o hacia la parada.

Al menos sé que eran sólo dos ladrones, que ya no están por allí. Solo quedan las potenciales víctimas, que por suerte sólo pasaron un susto, dentro de un local, en una joyería.

Y la seguridad fue burlada en un shopping aparentemente inviolable.

Todo hecho con un simple disfraz de Diablo en un día ideal para ello: Halloween.

Festejo importado del Norte que se ha asentado hace años en Uruguay.

Oportunidad aprovechada por el ladrón, para que en segundos le dieran mercadería valiosa, de una joyería.

Un robo rápido, como un ¨Ring Raje¨ de nuestra niñez.

Escena surrealista y marginal en una Montevideo metálica y plomiza. De gente que no pide caramelos, que pretende algo más para sobrevivir, sin importar cómo, desafiando códigos y sin importar si hay castigo.

El autor, fue un disfrazado más de esa tarde de sábado. A la hora de la matiné. Hora en que se espera novela, acción, noticia. O un ¨reality show¨ jugoso.

Hecho breve pero novelesco. Que permanecerá en la historia delictiva. Para que el lector aburrido lea la noticia y sonría. Cosa que no hace el dueño del local. Ha sucedido antes, y vuelve a suceder.

El transgresor disfruta mientras no lo atrapen. Hasta que un día cae, y lo encarcelan. Y recordará un suceso más del collar de delitos cometidos, que lo llevó a trascender como sujeto peligroso de un barrio marginal. Por llevarse joyas de un shopping en hora ¨pico¨ en un lugar supuestamente muy vigilado, logrando su objetivo de llevarse un pequeño botín, y encima poder huir sin problemas.

Y su tabla de salvación no fue la de surf, es la tabla resbaladiza sobre olas gigantes, como gigantes son sus ganas de trascender a costa de su viveza criolla y transgresora.

Y les contará a los compas de la cárcel sobre los golpes del marrón para romper la vidriera del tesoro. Cómo costó hacerlo, cómo ingreso´ al lugar para amenazar a su vendedora. Cuya cara asustada no olvidará.

Como ¨En busca de la Esmeralda perdida¨ este sr. ¨Manos de tijera¨ no quiere pasar al olvido. Porque no olvida su niñez orillera, ni los golpes de su padre cuando estaba borracho. Ni los gritos de la madre, pidiendo que no le pegaran. Ni los nombretes con que lo tildaban de violento en la escuela.

La lacra social es un ser humano producto de una sociedad que no ha sabido educar a gente que viene de los llamados ¨hogares disfuncionales¨, donde lo que se quiere se toma, sin pensar que tiene consecuencias. Donde ser ventajero no es un problema. Es un código y un modo de vida para sobrevivir.

Porque la ceguera de la sociedad no es sorpresa, ya la nombró Saramago en su famoso ensayo. Es la cocina del show, donde somos títeres y el que maneja el telón es el factor sorpresa con un mago que de pronto nos muestra que el dulce es travesura y que vino con ¨sorpresita¨!